El Tao que se puede explicar
no es el Tao eterno.
El nombre que se puede nombrar
no es el nombre eterno.
El Tao tiene nombre y no lo tiene.
Sin nombre, es el origen de todas las cosas;
con nombre, es la Madre de diez mil cosas.
Aun sin desearlo, uno puede ver el misterio;
aun deseándolo, uno ve solo las manifestaciones.
Y el misterio es la puerta que conduce al conocimiento.
DYER
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