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lunes, 12 de abril de 2010

'Lunes de Aguas', fiesta del hornazo salmantino




Pasada la Cuaresma, la vuelta de la carne, en su sentido más amplio, nos lleva a fiestas como la que se celebra todos los años en Salamanca, todos los lunes siguientes al lunes de Pascua, conocida como 'Lunes de Aguas'.
En el siglo XVI, concretamente en el año 1543, Felipe II acude a Salamanca a desposarse con la princesa María de Portugal, entonces Salamanca contaba con ocho mil estudiantes en la ciudad (sirva el dato que Madrid en el primer tercio del siglo, apenas contaba con once mil habitantes), el joven Príncipe conoce una ciudad viva, entusiasta, rebosante de cultura, pero a la vez llena de mancebías, de 'mujeres de vida alegre', y de todo tipo de vicios en similar cuantía, a lo anterior.
Esto hace reflexionar al futuro Rey, y decide mediante el correspondiente edicto, que todas las ocupantes de la 'Casa de la Mancebía', debían ser trasladadas durante la Cuaresma, a partir del Miércoles de Ceniza, fuera de la ciudad.
De este modo, las meretrices se trasladaban al otro lado del Tormes, según parece se refugiaban en Tejares, permaneciendo bajo la custodia del 'Padre Putas', sacerdote picarón de nombre Lucas, y que por degeneración de su propio nombre y rebautizado eufemísticamente, pasó a ser conocido por dicho apelativo, digamos que incluso de modo cariñoso.
Para regresar el lunes siguiente al lunes de Pascua, lo que dio lugar a la fiesta de la que hablo.
Hoy día se celebra, incluso se escenifica, el regreso en barcas de las 'mujeres de la vida', en el campo orillas del río, y en las zonas verdes de toda la ciudad, se toma hornazo y se bebe vino, con bailes acompañado con charangas y todo tipo de actividades lúdicas.
Y donde adquiere absoluto protagonismo el conocido Hornazo de Salamanca, un bocado salado, a modo de empanada, de harina de trigo, rellena de lo mejor de la matanza salmantina: lomo adobado, jamón o paleta, chorizo y huevo, adornado por encima con la misma masa, semejando una malla, que resulta un bocado magnífico pleno de sabor y textura, con un equilibrio difícil de conseguir, y que a mí me gusta especialmente.

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