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lunes, 24 de mayo de 2010

¿Causa o consecuencia?. Esa es la cuestión…..

Una paciente llega a consulta tras meses con múltiples síntomas físicos, desmotivación , sensación de impotencia y cansancio crónico. Todo esto le lleva a un cuadro de paralización y sensación de derrota.
Su discurso mental es: “como estoy mal no puedo hacer nada” y así han ido pasando los meses y aumentando su sensación de impotencia. Ha hecho todo lo que estaba a su alcance para mejorar su estado físico incluyendo el descanso cada vez que tiene ocasión pero los síntomas no sólo no mejoran sino que se agravan.
En consulta observo continuamente como tanto en la vida como en el cuerpo se nos presentan las causas por consecuencias. Esto hace que nuestras actuaciones se dirijan constantemente a intentar poner remedio a la consecuencia distrayéndonos de poner nuestra atención al origen y causa del problema.
La mayoría de los problemas en las piernas viene de un mal uso de los pies y por más que aliviemos las consecuencias, el foco del problema permanece intacto haciendo que con el tiempo, vuelvan a aparecer las consecuencias.
En la vida ocurre lo mismo. A través de los años hemos construido una personalidad que nos ha servido para sobrevivir hasta ahora y estamos identificados con ella creyendo que nos define
Nuestra estructura o personalidad cree que si cambiamos nuestros pensamientos, creencias y manera de actuar, moriremos porque estamos tan identificados con ellas que hemos llegado a confundir nuestra esencia con la personalidad.
En realidad la personalidad es una herramienta que nos sirve para relacionarnos con la vida, circunstancias y entorno que nos ha tocado vivir pero podemos modificarla todo lo que queramos y nuestra esencia permanecerá intacta.
En este caso la paciente ha confundido causa por consecuencia. No es como su mente le cuenta que” por estar mal no puede hacer nada” sino que” por no hacer nada, es que està mal”. Los síntomas vinieron como consecuencia de una etapa donde el miedo le fue paralizando y dejo de actuar y tomar decisiones. La solución pasa por pasar a la acción y tomar decisiones y no por mimar su supuesta impotencia ya que no es una realidad sino una creencia arraigada de su personalidad.

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