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martes, 11 de mayo de 2010

Y AHORA YOGA




El comunismo, el capitalismo, el imperialismo, la industralización, las religiones, las monarquías y los gobiernos democráticos han buscado con mayor o menor honestidad un modo de contener la furia, el egoísmo humano y de ordenar la sociedad.
En ocasiones hemos creído que habíamos encontrado el modo de proceder para calmarnos y colmarnos (casí siempre a golpe de targeta). Mi generación consumió todo lo que pudo, se maquillo, adornó y decoro su casa y su mundo, apostó por la idea de Europa y la modernidad, se creía inmortal.
Ahora paseamos perplejos y miramos nuestras ciudades dónde antes tomábamos vinos y soñamos con una sociedad ordenada de pulcra igualdad socialistoide. Ahora recibimos mares de inmigrantes pobres de solemnidad, sugiriendo un futuro inesperado.
El alarde de egoísmo y estupidez se plasma como caricatura en el desastre ecológico que tiene como chivato el cambio climático tan previsto y cacareado por científicos y sabios.
Muerta la esperanza de un mundo mejor en manos políticos, científicos, religiosos, tecnócratas e intelectuales, le llega la hora a la ciencia del Ser. Los maestros sacan a la luz antiguas técnicas para decirnos dónde esta la salida.
En occidente hemos dedicado los últimos años a separar al hombre de lo bello, de lo eterno y de lo simple. Nos hemos llenado de cosas y razones el estrés, la bulimia, las fobias, adicciones, depresión y ansiedad campan a sus anchas.
El yoga puede devolvernos la respiración y calmar nuestro sistema nervioso,nos puede ayudar en nuestros cambios personales y sociales que sin duda estos tiempos nos van a ayudar a hacer.
Hemos de respetar la vida y la belleza: comer menos, masticar más, comprar a los que hacen los productos con amor y conciencia, volver a la artesania loca o al comercio justo para promover la vuelta a las aldeas y apoyar las microeconomías. Hemos de andar más, compartir el coche, cuidar el agua como una joya,viajar menos en avión,volver a las servilletas de algodón.
África y Europa del este, están pagando con sus vidas nuestra opulencia. Cómo decía el jefe Seattle: " El río no es mío, el aire no es mío, los siete pares de zapatos no son míos, mi casa no es mía, todo lo usufructo y no es mío es de la familia humana. Si por tener lo que tengo, otros mueren de sed, ha llegado el momento de cambiar hábitos y compartir.
Regresar a la simpleza para que los padres tengan más tiempo para sus hijos, que las noches sean para ver estrellas y contar cuentos.Lo bello habla de salud y futuro y el futuro esta en cada niño.
Una vez deshecho el error, abriremos nuevas sendas.Necesitamos la mente neutral del yogui para crear...un nuevo concepto de frontera, un nuevo concepto de familia, un nuevo concepto de Dios.
Un mundo dónde los políticos se prepararán meditando, los médicos usarán también el impacto de su aura sanadora para curar,los consejeros de administración elevarán un rezo para tomar decisiones más inspiradas en beneficio de la humanidad y la publicidad de consumo desaforado se declarará delito ecológico.
Aprovechemos la invitación de la vida. No hay mejor momento para el ser humano que cuando llega la profunda crisis, entonces, rendido, puede entregarse al dulce y firme flujo del amor. El que siempre ha sido y siempre será, el que siempre estuvo esperando y que susurra en una asana, en un mantra ó en una respiración consciente...Y si ahora después de haber recorrido tantos caminos probamos con el yoga?

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