Amas de casa...

Las amas de casa son el colectivo profesional más numeroso que existe en todo el mundo. Su trabajo, silencioso y silenciado, las tiene ocupadas la práctica totalidad del día en tareas como hacer las camas; asear a los niños, así como llevarlos al cole y recogerlos; barrer y fregar el suelo; limpiar el polvo; hacer la compra; preparar la comida; poner y quitar la mesa; limpiar cacharros; repasar, lavar, tender y planchar la ropa; coser; ayudar a sus hijos con los estudios; cuidar las plantas; sacar la basura; atender a niños enfermos; cuando no realizar gestiones fuera de la casa, como visitas a bancos, reuniones escolares; y alguna que otra tarea adjudicada normalmente a los hombres. Y, por supuesto, en épocas de reciente alumbramiento, también realizan ”horas extra” por la noche. Si tuviéramos que evaluar el sueldo que les corresponde por el trabajo que realizan en función del número de hijos, seria imposible sacar cuentas. Y, por supuesto, las amas de casa carecen de los mínimos derechos sociales que corresponden a cualquier trabajador, como la pensión de jubilación, licencia por enfermedad, vacaciones pagas, etc. Y todo ello, ¿a cambio de qué? A cambio de amor, de afecto, de alguna que otra sonrisa agradecida y, en muchos casos, a cambio de la más absoluta indiferencia del marido y de los hijos. Eso sin contar con todos aquellos casos de malos tratos físicos o psíquicos. Estamos hablando de uno de los más claros ejemplos de altruismo y sacrificio con los que nos podemos encontrar hoy en día. Aparentemente, el trabajo que realizan las amas de casa lo puede hacer cualquiera. No requiere una titulación o estudios específicos, ni tampoco una determinada formación profesional. La mujer aprende a hacer bien su trabajo ‘’sobre la marcha”, improvisando y por instinto. Teniendo en cuenta todo esto, su cotización en el mercado debería ser mínima. Sin embargo, la actividad que desempeña la mujer en el hogar, y como elemento aglutinador de la familia, la convierte en uno de los pilares básicos de nuestra sociedad. Ella asume la mayor parte de responsabilidad de los hijos, como mínimo, en sus primeros años de vida, sin ningún tipo de estructura de apoyo, prácticamente sin recursos procedentes de la administración y con unas políticas empresariales que dejan mucho que desear en cuanto a la protección de la maternidad. En esos primeros años, la madre, a través de la educación, es la transmisora de los conocimientos básicos para que el niño integre el sentido de la vida. La personalidad del niño queda fijada en esos primeros años de vida. En definitiva, el derecho de las amas de casa a percibir un sueldo por el trabajo que realizan forma parte de una serie ”cuentas pendientes” de la sociedad con la mujer. La mujer tiene derecho a trabajar, a acceder a los órganos de poder de decisión empresariales, políticos, económicos, jurídicos y de cualquier otro ámbito. Pero también tiene derecho a ser madre, educar a sus hijos, conducir una familia y, al mismo tiempo, sentirse compensada emocional y económicamente.
Una madre “tradicional”, una ama de casa, no merece desprecio alguno por ser lo que es; ni ser vista como menos, ni calificada como tal; aquella mujer que decidió darse a la casa y a los hijos; tomó una de las decisiones mas importantes de su vida (pues marcó su futuro), privándose de muchas cosas; de tener una carrera, de tener su propio dinero, de ponerse a merced de quien le da el sustento, de limitarse en muchas cosas, de no educarse… y todo… por su familia, por lo que ella cree es lo mas valioso y desea hacer el sacrificio que hace; es su decisión.
En cuanto a lo monetario, las amas de casa… deberían ser millonarias; ¿Saben cuando podrían ganar si cobrar por lo que hace?:
Son financistas: manejan complicados presupuestos; manejan las finanzas de la casa con diligencia.
Son tributarias: manejan el pago de impuestos
Son psicólogas y terapeutas: tienen que entender y dar solución a los hijos, al esposo…a la familia entera
Son enfermeras: que curan, cuidan, chequean con su ojo clínico y atienden las 24 horas a los llorones y engreídos enfermos.
Son nutricionistas: siempre tratando de darle la mejor alimentación posible a los suyos y con un presupuesto ajustado.
Son supervisoras: Cuidan todo y a todos.
Son operadoras logísticas: Todos los insumos, inventarios, ítems, jabones, lapiceros, ropa, cubre camas, etc de cosas, debe ser cuidadosamente controladas para que no falte nada, para que no sobre nada y no gastar de más.
Son profesoras: porque ayudan con los deberes escolares.
Son árbitro y conciliadoras: cuando los hermanos se pelean, une, castiga y disciplina.
Son consejeras: cuando alguien necesita amor, necesita una palabra de aliento, no sabe que hacer ella está ahí. Son cocineras: Desayuno, almuerzo, cena, bebida, dulces, postres, antojitos… todo y muy rico porque sino los ingratos se quejan y ni las gracias le damos. Y eso creo que se ha perdido, ya no se le reconoce, ni se el valora, por eso nadie quiere ser quien cuide la casa; claro es mucho sacrificio, pero también es una tarea de las más dignas.
Muchos dicen que quien es ama de casa, lo es porque es débil, porque tiene miedo a enfrentar la vida, peor… he escuchado a gente decir que son lo que son porque son tontas… nada mas lejano a la verdad; como se puede decir eso a una persona que enfrentan tantas cosas, con tanto empeño y en silencio hace lo suyo, sin reclamar. Díganme ahora, quien es el débil, quien es el incapaz de enfrentar la vida aun con desventajas y el
viento en contra; sin una medalla, premios o un cartón que diga lo que vales y lo que has logrado.
¿Quién puede vivir todo esto y no terminar con los nervios alterados? Ansiosa, nerviosa, estresada, con tantos sentimientos encontrados sin que nadie la escuche ni la comprenda, porque es solo:

“un ama de casa y no hace nada”