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viernes, 10 de septiembre de 2010

Escapadas en España







Isla de Lobos: un bálsamo de naturaleza fuera de toda urbanización

A sólo dos kilómetros de Fuerteventura, dentro del área de Islas Canarias, en España, se halla un lugar único, casi virgen, una isla protegida desde hace más de dos décadas denominada Isla de Lobos. Esta isla forma parte de lo que se conoce como Parque Natural de Las Dunas de Corralejo, el cual está bajo la órbita administrativa del municipio de La Oliva (sector que ocupa el norte de Fuerteventura).
La Isla de Lobos se localiza, en específico, entre las Islas de Fuerteventura y Lanzarote. Este Islote tiene una extensión de poco más de 4 kilómetros y medio. Sus tierras emergen a la superficie desde el Estrecho de la Bocaina y sus costas son bañadas por las aguas del Océano Atlántico.
En el Parque Natural de Las Dunas de Corralejo se puede tener una oportunidad casi única en tierra española: contemplar un desierto. Quienes han visitado estos territorios aseguran que la arena es tan fina y volátil que nada tiene que envidiarle al desierto del Sáhara, el cual, en verdad, está ubicado tan sólo a 100 kilómetros de allí (claro, nada es casual).
Por kilómetros y kilómetros se pueden divisar allí dunas y dunas moldeadas por vientos secos y cálidos que han hecho su labor sibilante durante siglos y siglos para dar lugar a una de las imágenes más hermosas de esta zona, paisaje que despierta la admiración por la tonalidades clara de su arena contrastante con el azul profundo del cielo y la trnsparencia del mar que día tras día acaricia sus costas.
Estas arenas son de origen orgánico: se han formado con restos de conchas de animales marinos que la corriente ha depositado en la costa norte de Fuerteventura, a ello se debe su color predominantemente blanco.
Este Parque, junto con la Isla de Lobos, ocupa una franja de ocho kilómetros de largo y tres de ancho y, como se dijo precedentemente, fue nombrado por el Gobierno Autónomo Parque Natural en 1994 y desde ese entonces se encuentra dentro de un territorio protegido con lo cual se busca preservar su diversidad y riqueza geológica y biológica.
La Isla de Lobos es un punto que nadie que se haya decidido a buscar alojamiento en Fuerteventura debería perderse: es que constituye un paisaje muy particular que fusiona su extensión de arenas y dunas móviles y fósiles, con un mar que conforma las mejores playas en las que se pueda estar. Es que esta zona está protegida y exenta de cualquier desarrollo urbano: en sus kilómetros de extensión se pueden encontrar playas solitarias y paradisíacas para disfrutar sin la presencia de nadie más que de uno mismo o de alguna grata compañía. Una de estas playas recomendadas -y autorizadas- es la de La Caleta.
La forma más popular de llegar a esta Isla es tomando, desde el Puerto de Corralejo, una de las embarcaciones que cruza el Río -brazo de agua de 2 km- y desde donde ya será posible observar las hermosas vistas del lugar.
Una vez llegado al islote, uno se encuentra con una serie de senderos habilitados para recorrer y conocer este bello paisaje que conjuga calderas volcánicas, coladas, pequeñas, zonas húmedas, antiguas salinas y, como se dijo, hermosas playas de arena blanca.
Dentro de este recorrido estipulado –sólo está permitido transitar por las zonas autorizadas- se pueden admirar: sobre la costa norte, los edificios volcánicos, Los Hornitos, el Jable de la Cocina, el Malpais del Interior o la Hoya de las Lagunitas. Hacia el otro lado, se halla la zona de pequeñas calas como la caleta del Vino y la cala de la Madera. El sector más elevado sobre el nivel del mar es la montaña La Caldera, de 127 m. y de origen volcánico.
La Isla de Lobos debe su nombre a la cantidad de lobos marinos (también llamados focas monje) que convivían allí. Cuando fue descubierta por los habitantes del archipiélago, allá por el siglo XV, los lobos marinos eran dueños y señores del lugar, pero, precisamente, con la llegada del hombre y el transcurso del tiempo, estos animales fueron objeto de caza por marineros y pescadores, quiénes veían en ellos una fuente de alimento, grasa y pieles. El hecho es que, lamentablemente, esta especie se extinguió en la Isla y su única presencia, en la actualidad, es de orden nominal: sólo han quedado en el nombre.
Otra de las características de la Isla de Lobos es que, a pesar de ser zona desértica y con visos volcánicos, alberga en su interior una gran cantidad de hábitats: existen más de 130 especies vegetales, entre las que destacan La Siempreviva – endémica de la isla-, o La Uvilla de Mar o el Caletón Blanco, especie muy atractiva por su forma y colores, entre otros varios géneros.
Asimismo, las aves son otra de las grandes protagonistas de esta Isla: se pueden ver una gran variedad de aves marinas que, por lo general, hacen sus nidos en los acantilados y roques. Entre estas especies resaltan la pardela cenicienta, la pardela chica y la gaviota argentea. También se pueden encontrar el paiño común, el petrel de Bulwer, la gaviota patiamarilla, entre otra gran cantidad.






















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