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jueves, 7 de abril de 2011

Semillas Zen



CUATRO MANERAS DE VER EL AGUA

Un alumno de 4º grado de la escuela elemental escribió un poema titulado "El patio de recreo":

cuando jugamos en el patio de la escuela,
decimos:"Que pequeño es, qué pequeño es",
cuando hacemos montones de piedras
en el encuentro matinal,
decimos: "Qué grandes son, qué grandes son".


Este niño se percató y fue capaz de comunicar vívidamente los sentimientos de los seres humanos ordinarios. Cuando estamos completamente absortos disfrutando de las cosas que nos gusta hacer, diez horas nos pueden parecer unos pocos minutos. Pero cuando tenemos que hacer algo que no nos gusta, una hora puede parecernos un día entero. El poema describe cuan engañosa es la norma con la que los seres ordinarios miden lo que piensan y ven.
Hace algunos años, durante el verano, estuve hospitalizada veinte días. Debido a una intervención quirúrgica abdominal, perdí completamente el apetito durante cinco días. Al principio me ofrecieron zumos, leche, y papillas. Pensé que si no comía un poco no me recuperaría, así que reuní todo mi coraje y probé un sorbo de leche, pero durante el resto del día, aquel sorbo de leche me dio la sensación de tener un palo atravesado en la garganta. Mientras tanto, en mi cabecera se habían acumulado dos o tres botellas de leche.
En aquel momento, recibí la visita de una buena amiga. Mientras secaba el sudor de su frente, se dio cuenta de las dos botellas de leche que había sido incapaz de beber. Entonces, haciendo ruidos al tragar, despachó dos de las botellas. Me sentí como si estuviese observando un extraño expectación. Había hecho un gran esfuerzo para tomar un solo sorbo, e incluso éste se había quedado bloqueado en mi garganta todo el día, pero mi amiga acabó fácilmente con las dos botellas enteras de leche. ¿Su comportamiento había sido correcto? Este pensamiento cruzó velozmente por mi mente.
Al día siguiente, otra amiga trajo manzanas, las peló, las cortó en pequeños trozos y me puso en la boca uno de ellos. Me encontraba sin paladar; me sentía como si estuviese masticando arena, así que con un trozo fue suficiente. El resto que había dejado sin consumir, lo terminó mi amiga con gran deleite y después se marchó a su casa. Durante tres o cuatro días más continué sintiéndome de la misma manera, llegué a sentir que nada en el mundo era delicioso.
Otro día, una amiga vino con su pudin casero. Ya que se había tomado tanta molestia, pensé que sería mejor tomar algo de pudin y cogí un tenedor. Pero, como me temía, me pareció que estuviese comiendo basura. Sólo pude menear la cabeza. En el preciso momento en que estaba contemplando confundida cómo mi amiga se comía con gran deleite lo que quedaba del pudin, me di cuenta:!estoy enferma! Esto debería haber sido obvio, pero para mí fue un gran descubrimiento.
Esta es la manera que tengo de ir por el mundo, me dije a mí misma. Con sólo darnos cuenta de que estamos enfermos, no habría problema; y lo que es más, mi conciencia de estar enferma no provenía de mi propia fuerza, sino de la fuerza del Buda.
Después de que mi amiga se hubiera ido, intentaré analizar esta preciosa experiencia de nuevo, permaneciendo sola en mi habitación. Pensé:"No tengo apetito. Todo lo que como me sienta fatal, verdaderamente fatal. Si lo que como en este momento me sienta tan mal, lo que mi amiga come también tiene que sentarle mal a ella". No estaba convencida de la sinceridad con la que comía. En pocas palabras, estaba midiendo a los demás con los patrones de mi propia experiencia. Si se desviaban de ellos, probablemente los censuraría por haberse equivocado.
Es natural que la gente que protagoniza vidas diferentes tenga muchas maneras de ver las cosas. cada uno de ellos, al pensar que su manera de ver las cosas es la correcta, mide a los demás por tal patrón y considera siempre que la otra parte está equivocada. Es aquí donde me separo de la alucinación, esta es también la clave para comprender al mundo ordinario. La manera en que siento, veo y pienso en este momento depende de las experiencias y conocimientos acumulados en mi vida pasada, de mi estado de salud presente y mis altibajos emocionales, así que será un juicio o interpretación aproximada, pero nunca absoluta. Si soy consciente de este elemento básico de la naturaleza humana, presente en la persona ordinaria o en la persona enferma que llevo dentro de mí, mi vida transcurrirá sin perturbaciones y discordias y sucederá lo mismo en el mundo en que me rodea. Además, no he de olvidar nunca que lo que me muestra claramente la naturaleza de mi yo ordinario o de mi yo enfermo y me hace ser consciente de ello no es mi propia fortaleza, sino la obra de Buda. Gracias a mi enfermedad, gracias a que no tenía apetito, fui capaz de aprender esta lección espiritual.
En el budismo se dice que hay cuatro maneras de ver el agua. En la misma masa de agua, un ser celestial ve una perla preciosa, un dragón ve un palacio, un espíritu famélico ve sangre y un ser humano ve agua.
El artículo 17 de la Constitución promulgada `por el príncipe Shotoku (574-622) contiene este pasaje:"Si él está en lo cierto, tú estás equivocado. Si tú estás en lo cierto, él está equivocado. Tú no eres completamente sabio. Él no es completamente idiota. Ambos sois seres ordinarios.
Mientras los seres humanos continuemos siendo seres humanos, no podremos liberarnos de nuestra manera mundana de ver las cosas. Si creemos que nuestra manera personal de ver las cosas es absolutamente cierta y persistimos de ello, dejándonos llevar por nuestras opiniones, entonces una vasta distancia nos separará de la Tierra Pura a la Otra Orilla, y permaneceremos en un mundo de sufrimiento en Esta Orilla.
"Oscura es la sombra de los pinos, gracias a la luz de la luna", escribe el poeta. Gracias a la gran luz de Buda, somos capaces de despertarnos a la oscuridad de nuestras propias sombras. Rodeados por esta luz, podemos vivir con nuestras sombras. ¿Acaso no se le podría denominar a esto una vida meditativa?

SHUNDO AOYAMA

1 comentario:

  1. cromaynap@yahoo.com7 de abril de 2011, 13:51

    Sorpresa!!!... Un articulo, que invita a la reflexión y darnos cuenta de que nuestra perspectiva con que visualizamos la vida, dista mucho de las apreciaciones de nuestros congéneres y viceversa, a la luz de la realidad en que vivimos. Mi estimada amiga, después de tantas lunas, nuevamente por esta vía, me es muy grato ver tu avance en estas publicaciones, el cuadro de visitas lo refieren, felicitaciones!!!
    Un abrazo,

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